La inmigración está teniendo un efecto rejuvenecedor sobre la sociedad catalana. El 63,4% de los casi dos millones de personas nacidas en el extranjero que había censadas en Catalunya el año pasado no llegaba a los 45 años. Por contra, más de la mitad de la población autóctona (entendiendo como tal la nacida en España) supera esa edad.
Andreu Domingo, subdirector del Centre d’Estudis Demogràfics (CED-UAB), ofrece otra referencia numérica que constata esta realidad: la media de edad de la población catalana son 43,53 años, un año y pico menos de la que tendría si solo se contabilizaran los residentes nacidos en España (44,67), puesto la media de los nacidos en el extranjero no llega a los 40 (39,89 años).
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